A 5 minutos a pie del hotel, llegamos a la famosa Place de la Bastille donde se instaló en 1794 ese artefacto que no da lugar a dudas, la guillotina. Ahora ya no queda nada de eso, ni guillotina ni fortaleza que asaltar. En su lugar está la Columna de Julio para conmemorar la Revolución de 1830. Por desgracia, no pudimos disfrutar de la plaza porque estaba en obras, así que pasamos rápido por allí.
Recorriendo la calle Saint-Antoine nos desviamos a la derecha para visitar la Place des Vosges, la plaza màs antigua de París. Es impresionante ver los pórticos y la fila de casas exactamente iguales.
Volviendo de nuevo a la Rue Saint-Antoine, pasamos por delante de la parroquia Saint-Paul Saint-Louis y la Tour Montgomery, una torre medieval construida por Luis VII (s.XII).
Seguimos la ruta mientras nos acompañan 4ºC, bastante soportables gracias al acaloramiento por nuestra caminata. El siguiente punto por el que pasar es el Memorial de la Shoah, un espacio de memoria y recuerdo al Holocausto. En los muros del edificio pueden verse los nombres de 76.000 franceses deportados a los campos de concentración.
Nosotros no entramos al Museo por el poco tiempo para ver una ciudad tan grande e interesante. Quedará pendiente para nuestra siguiente parada en París. :)
Cruzamos por el Pont Saint-Louis a la isla que lleva su mismo nombre y, de ella, a la Isla de la Cité donde nos encontramos con la famosísima Catedral de Notre-Dame.
Una catedral que visitan 14 millones de personas al año y que puede albergar a 6000 en su interior no es una catedral pequeña, ¿verdad?. La entrada es gratuita excepto para visitar el tesoro de reliquias litúrgicas y subir a las torres.
Muy cerca se encuentra la Cripta Arqueológica de París, donde pueden verse los restos subterráneos de la antigua ciudad. Restos galo-romanos y de la Edad Media. Nosotros entramos gratis pero no nos pareció suficientemente interesante si tienen que pagarse 8,00€ por entrada.
Seguimos la orilla del Sena hasta la Sainte Chapelle. El acceso es a través del Palacio de Justicia de París, un lugar donde dan ganas de que te juzguen de algún delito sólo por poder admirarlo desde dentro.
La capilla superior de la Sainte Chapelle es muy recomendable por sus espectaculares vidrieras. Una joya del gótico.
Unos pasos más allá tenemos la Conciergerie, uno de los lugares históricos que más nos gustó. El antiguo palacio real del S.XIV que se convirtió en la prisión y cámara de tortura en la época de la Revolución. Más de 2800 presos pasaron por allí antes de llegar a la guillotina. Puede visitarse una réplica de la celda de Maria Antonieta y hay disponible mucha información histórica del edificio.
Seguimos la ruta paseando al otro lado del Sena, cruzando por el Pont au Change mientras divisamos el Pont Neuf (Puente Nuevo), que curiosamente es el más antiguo. Como diría Obelix, "estos galos están locos!". Es un magnífico paseo que recomendamos por sus vistas.
A la altura del Pont Neuf encontramos la Iglesia de Saint-Germain-l'Auxerrois, construida en el S.VII y que marcaba, junto con otras 3 iglesias, los puntos cardinales de París.
Ahora vamos a entrar al famoso Palacio del Louvre y vamos a cruzar por dentro para llegar a los Jardines de las Tullerías hasta la Plaza Concorde. Esta ruta es la más típica pero no por ello hay que dejar de hacerla. Realmente los jardines son alucinantes y ¡por fin vemos la Torre Eiffel!.
En los jardines, a pesar del frio, la gente se sienta alrededor de los estanques admirando a los patos, respirando aire fresco y descansando un poco los doloridos pies. Es una ciudad para llevar un calzado muy cómodo que te permita caminar durante largos ratos. Es la forma más cómoda de no perderse nada.
Ya es la hora de comer y hemos elegido un lugar muy especial, diferente y parisino 100%. Le Soufflé. Un local acogedor, un personal muy atento y que habla también inglés, y un menú súper original. Hay disponible menú del medio día y a la carta. No es especialmente caro y merece la pena.
Para bajar la comida, que nos ha sentado fenomenal, seguimos caminando hasta La Madeleine, una iglesia construida al más puro estilo griego pero construida en 1842.
Volvimos a bajar y pasamos por delante del Petit Palais y el Gran Palais. Actualmente, el Petit Palais es el Museo de Bellas Artes y tiene entrada gratuita. El Gran Palais alberga otras colecciones de arte más ambiciosas. Para nosotros, lo más importante a observar es su arquitectura exponente del art noveau, así que no entraremos a visitarlos esta vez.
Dicen que el Síndrome de Stendhal es un mal psicosomático que sufres cuando te expones a mucha belleza y algo parecido nos debió ocurrir cuando llegamos al Pont Alexandre III. ¡Qué lugar más espectacular!
De fondo vemos el Dome des Invalides, donde está la tumba de Napoleón Bonaparte. Toda una oda a la ostentosidad de quien se autoproclamó Emperador de Francia. No nos sorprendió saber que su ataúd consta de 6 ataúdes, uno dentro del otro.
Y justo al lado tenemos el Museo Rodin, con la famosa estatua del Pensador y las Puertas del Infierno. Vale la pena ver toda la colección de estatuas dispuestas en unos jardines, mientras paseas por ellos con el Dome iluminado de fondo.
Haciendo un acopio de fuerzas para hacer el último tramo, atravesamos les Champs de Mars mientras admiramos boquiabiertos la Torre Eiffel iluminada. Ese paseo final tiene un toque romántico que sólo se ve interrumpido por los vendedores ambulantes.
En esta ocasión, decidimos no subir e irnos a tomar unas cervezas artesanas francesas a Le Campanella y reponer fuerzas. Después de casi 19km. recorridos a pie, ¡bien lo vale!. Es un local de madera, muy acogedor y con opción a cenar platos ligeramente más económicos que en otros bistrots tradicionales.
Volvemos al hotel a descansar antes de la cena. En esta ocasión nos volvemos a adentrar a la gastronomía parisina yendo a un local fantástico: L'Ebauchoir.
Una carta refinada, sin turistas y con un camarero del que guardaremos siempre un gran recuerdo gracias a la charla previa en la barra mientras esperábamos a que nos preparan la mesa. No hablan a penas inglés pero sí tienen la carta traducida por si no entiendes el francés. Se llena bastante rápido, recomendamos reservar.
Hoy nos vamos a dormir exhaustos pero con una sensación fantástica. Nos está encantando París y estamos destrozando todos los clichés: definitivamente no visten con camisetas de rayas, no llevan boinas y son encantadores. :)
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