Hoy vamos a dedicar toda la mañana a visitar el Museo del Louvre. Como es absolutamente imposible verlo todo en 1 día y menos en una mañana, hemos decidido centrarnos en las salas que más nos interesan: escultura griega, romana, arte egipcio, mesopotámico, parte del arte islámico y de arte oriental. Vamos a prescindir de la pintura excepto para ver la aclamada Mona Lisa o Gioconda. Sería imperdonable no verla en directo, aunque sea prácticamente imposible gracias al desorden humano y el afán por hacerse selfies con un cuadro.
Al llegar a la plaza del museo, volvemos a ver la Grande Pyramide pero esta vez tendremos que entrar a ella porque es donde están las taquillas y el acceso al interior.
Nos cuesta decidir pero aquí os dejamos las piezas que creemos que son imprescindibles. Obviamente, cada uno puede hacerse su lista, según sus intereses.
- La Gioconda - Pintura de Leonardo da Vinci.
- Autorretrato - Pintura de Albrecht Dürer.
- La libertad guiando al pueblo - Pintura de Eugène Delacroix.
- El escriba sentado - Escultura del Antiguo Egipto.
- Venus de Milo - Escultura de la Antigua Grecia.
- Victoria de Samotracia - Escultura de la Antigua Grecia.
- Puerta de Dur Sharrukin - Arquitectura de la Antigua Mesopotamia.
- El Código de Hammurabi - Documento de la Antigua Mesopotamia.
- Gran Esfinge de Tanis - Escultura del Antiguo Egipto.
La visita se nos ha ido de las manos y hemos estado mucho más tiempo del previsto pero es que ¡merece tanto la pena!. Ojalá dispusiéramos de más tiempo para acabar de ver todas las salas. Otra cosa que nos anotamos para siguientes visitas. :)
Después de comer algo rápido en uno de los restaurantes del museo, nos vamos directos al hotel a descansar para coger energías para la ruta que haremos por la tarde en el barrio de Montmartre.
Bajamos en la estación de metro de Abbesses y al salir nos encontramos con la marquesina más original que hemos visto hasta el momento. Un diseño modernista del Art Nouveau francés.
Vamos subiendo hacia la Plaza Émile Goudeau donde se encuentra el Bateau Lavoir, lugar donde vivió Pablo Picasso y pintó su famoso cuadro "Las Señoritas de Aviñón".
Seguimos subiendo hacia la Place du Tertre, la más famosa de las plazas y la más turística de todo París. Hay que decir que aunque está llena de gente y a pesar del tremendo frío que hace, no pierde ni un ápice de encanto. Aquí encontramos los primeros puestos de Vin Chaud, un vino caliente, azucarado que se toma especialmente para combatir el frío invierno.
Frente a la plaza, l'Église St-Pierre de Montmartre encierra en su recinto a unos músicos tocando canciones animadas para los turistas y niños bailando a su alrededor. Pero vemos justo enfrente la Basilique du Sacré Coeur y no dejamos llevar por sus impresionantes vistas, así que vamos sin pensarlo ni un minuto más.
Es un edificio blanco imponente. A pesar de ser prácticamente de noche, hacer mucho frío y tener una neblina constante en el ambiente, nos deja pasmados. En su interior, unas pinturas coloridas y unos techos elevadísimos te descubren la amplitud de la bóveda central. Se inauguró en 1919, al finalizar la Primera Guerra Mundial. Muy impresionante.
Las vistas de la ciudad desde allí, también son dignas de mencionar, ¡no te las pierdas a la salida!
Volvemos hacia atrás y tomando la Rue Cortot, pasamos por delante del Museo de Montmartre y giramos hacia Clos Montmartre, unos viñedos de 1933 que todavía producen botellas de vino pero que se subastan para beneficiencia.
Si seguimos por la calle anterior y bajamos hasta la calle Girardon, encontraremos el Mouline de la Galette, un local de baile al aire libre del S.XIX y que pintó Renoir. Es muy pintoresco y también tiene un molino pero no es el más importante que vamos a ver. :)
Hacemos una parada para probar otra cerveza artesana francesa en el Café Bruant. Es un local con bastante turista, aunque prácticamente todos los de Montmartre lo son. Puedes tomarte algo o cenar, tienen una carta bastante extensa con platos de todo tipo. El servicio es amable pero tardan bastante en servir por la cantidad de gente que hay. Para hacer un alto en el camino y descansar, nos parece un lugar más que aceptable.
Para finalizar, bajamos unos metros más hasta llegar al famoso ¡Mouline Rouge!. Los espectáculos tienen fama de ser inolvidables y de precios elevados pero tendremos que prescindir de ellos esta vez y nos conformaremos con mirar cómo giran las aspas de su molino.
Unos metros antes de llegar al Mouline Rouge, pasamos por delante del Café des Deux Molins, el lugar de trabajo de la famosa protagonista de la película Amélie. Así que si eres un fan de esa película, es tu cita obligada al visitar este legendario barrio.
Escoger un restaurante típico francés que no esté atestado de turistas en el barrio es difícil pero no imposible. La Mascotte es el elegido porque no conseguimos mesa en el Chez Toinette, que era el que queríamos, así que tuvimos que conformarnos.
A priori parece un bistrot sencillo pero no os dejéis engañar, es un restaurante lujoso, con ropero, atención exquisita, platos y vino excelentes pero bastante caro. Nuestra recomendación es que reserves mesa en el pequeño bistrot encantador de Chez Toinette, aunque la verdad es que este es una buena opción también si puedes permitirte invertir un poquito más. Dispone de carta en inglés.
Escribe tu comentario