Hoy iniciamos la ruta desde la parada de metro de Malostranská, en el barrio de Malá Strana. Paseamos por los Jardines Reales, diseñados en 1534, admirando los edificios, la variedad de flores y sus magníficas vistas. Es un recorrido interesante para relajarse y disfrutar. La entrada es totalmente gratuita.
Vamos a visitar la Catedral de San Vito. La catedral de estilo barroco tardó casi seis siglos en acabarse, así que tiene capillas de distintas épocas y estilos que le otorgan una curiosa estampa.
La visita es gratuita excepto para visitar el coro, la cripta y la torre. Desde la torre, puedes disfrutar de unas buenas vistas al Puente de Carlos, así como otros puntos interesantes de la ciudad.
Al salir, visitamos la Basílica de San Jorge, un edificio rojizo tan atractivo como antiguo, pues data del año 920. Su interior parece una especie de granero pero eso no le hace perder su encanto. A su lado, se encuentra el Monasterio de San Jorge, con un bellísimo tejado que llama la atención.
Todo está dentro del complejo del Castillo de Praga, que esta vez no nos da tiempo a visitar, así que tendremos pendiente otra visita en un futuro.
Volvemos a la parte vieja para visitar la Sinagoga Española, otro de los monumentos que entran con el ticket del Museo Judío. Aparentemente, el nombre se debe al estilo tipo morisco que se encuentra en el sur de España.
Después de comer, vamos a escuchar un concierto de órgano dentro de la Iglesia de San Nicolás, en la Plaza de la Ciudad Vieja. Tocan piezas de Händel, Brahms y Bach, entre otros. Es impresionante. Evoca épocas pasadas, cuando en esa misma iglesia tocó el mismísimo Mozart una sinfonía al órgano.
Al salir, dedicamos el resto del atardecer a callejear por la parte vieja, ver los músicos de la plaza, hacer alguna compra, tomar alguna copa y cenar relajadamente.
Una magnífica ciudad para perderse sin rumbo, ¡no dejes de hacerlo!
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