Empezamos la ruta en el edificio más emblemático de Barcelona, del modernismo y de Antonio Gaudí: La Sagrada Familia.
Se trata de una basílica cristiana llena de simbología, no únicamente religiosa, que se envuelve en un halo misterioso y no exento de polémica. Es el símbolo de nuestra ciudad, aunque todavía esté en plena construcción. La obra se inició en 1882 pero Gaudí murió antes de poder acabarla. Se sigue construyendo gracias a las donaciones y el coste recaudado de la venta de entradas en la visita.
En este templo, Gaudí explotó al máximo su creatividad naturista. Su interior parece un bosque con altos troncos por columnas y lleno de juegos de luces que crean una atmósfera increíble. Realmente, es algo tan impresionante de ver que cualquier palabra que logre decir, se quedará corta.
Después de hacer una larga cola, tendrás acceso a la fachada principal, donde te retamos a que encuentres un evangelista con la cara del genial arquitecto.
Después de recorrer su interior, una fantástica opción es subir a la torre antigua para admirar las vistas de la ciudad, así como la fantástica escalera de caracol que da acceso de nuevo a la parte inferior.
Otras de las atracciones en el recinto son:
- Escuela de la Sagrada Familia: un pequeño edificio construido por el arquitecto, destinado a los hijos de los obreros que trabajaban en las obras.
- Museo de la Sagrada Familia: situado en el sótano, donde un día fueron los talleres de Gaudí, se encuentra un espacio con maquetas del templo, dibujos, planos, mobiliario y otras muchas curiosidades originales, así como información personal del arquitecto.
Al acabar la visita subimos por la Avenida Gaudí en un fantástico paseo donde podrás ver el ambiente de la ciudad, hasta llegar al segundo edificio modernista: el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Se trata de un conjunto de edificios construidos por Lluís Domènech i Montaner (13 de ellos) entre 1902 y 1930. El complejo hospitalario es una obra de arte de tal magnitud que se declaró Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997.
Se ha construido otro edificio para dejar los pabellones libres y llevarse toda la carga hospitalaria pero todavía hay algunas especialidades que se siguen desarrollando en los antiguos edificios.
Para comer, tomamos el metro hasta el barrio de Gràcia, uno de los mejores barrios de la ciudad para comer y salir de copas. El Restaurante Gut es un restaurante genial para probar platos originales, de fusión entre platos típicos mediterráneos y orientales, muy saludables y con buenas opciones para celíacos y vegetarianos.
Tomamos el autobús 24 hasta el Park Güell, el siguiente de los lugares modernistas por excelencia construidos por Antonio Gaudí. El parque sigue la línea del naturismo de la Sagrada Familia e invita a perderse recorriéndolo durante el resto de la tarde. Desde allí encontrarás unas magníficas vistas de la ciudad al atardecer.
En su interior encontrarás la gran escalinata, el Pavelló de Consergeria, la Sala Hipóstila, el famoso dragón, el banco ondulante y la casa-museo donde vivió sus últimos 20 años.
Para acabar el día, volvemos al barrio de Gràcia callejeando cuesta abajo por sus estrechas calles para degustar unas buenas tapas originales y probar un buen vino de bodega en Lo Pinyol.
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