Empezamos nuestra ruta de hoy visitando otra de las obras del célebre Antoni Gaudí: La Pedrera. La Casa Milà, que es su nombre original, se construyó entre 1906 y 1910 en el famoso Paseo de Gracia (Passeig de Gràcia). De nuevo veremos el estilo naturalista donde todas las formas son onduladas, donde las barandillas tienen forma de algas marinas, donde la luz se consigue de forma muy natural y los detalles que se representan son de animales o flores.
Muy interesantes son sus habitaciones decoradas originalmente con mobiliario, parqué y baldosas de lujo pero toda la atención de la casa se la lleva su azotea.
Las salidas de las escaleras, las bocas de las chimeneas y las torres de ventilación están diseñadas de tal manera que parece un paisaje de otro mundo. Una especie de bosque de esculturas con formas sobrenaturales que ofrecen unas vistas increíbles. La genialidad de este hombre no tenía límite.
Después de esta experiencia única, seguimos por el Passeig de Gràcia hacia abajo hasta la siguiente obra de Gaudí, la Casa Batlló.
Si pensábamos que la Pedrera era una casa única y con un diseño nunca visto, la fachada de la Casa Batlló nos enamora a primera vista. Son alucinantes los balcones y la combinación de colores en el fondo de la fachada. Se trata de una casa más pequeña pero llena de detalles mucho más cuidados.
El interior también te sorprenderá y además de formas dignas de un cuento de hadas, encontrarás múltiples ingenios para mejorar las puertas y ventanas, la ventilación y la iluminación de la casa, todos ellos realizados por el propio Gaudí, que consiguió que todas las salas tuvieran una conexión con el exterior de una forma casi mágica.
El edificio pertenecía a un hombre rico de la burguesía catalana de la época, Josep Batlló, y quiso hacer una remodelación que encargó a uno de los arquitectos de más renombre, Gaudí, y que realizó entre 1904 y 1906
El edificio que hay justo al lado es la Casa Amatller, otro edificio modernista del arquitecto Josep Puig i Cadafalch construido en 1898. Disfrutamos de las vistas de la fachada y vamos a comer justo al restaurante que hay en la planta de calle, al Faborit.
Se trata de un restaurante muy económico y con un menú muy saludable pero es importante llegar antes de las 14 h. Dispone de una fantástica terraza y una decoración que te sorprenderá.
Por la tarde, podemos coger el metro o ir andando hasta la Plaça de Catalunya para ver el ambiente que allí se cuece, entre patinadores y niños jugando con las palomas. Desde allí, caminamos hasta Les Rambles, la calle principal más famosa de Barcelona y donde se inicia el paseo hasta al antiguo puerto de la ciudad.
Allí se encuentran mimos callejeros, músicos, artistas, kioscos con prensa y cientos y cientos de personas paseando. A nuestra derecha, encontramos La Boqueria, el mercado más grande de Catalunya, con más variedad de productos y uno de los más antiguos, del 1840. Vale la pena darse una vuelta por dentro y alucinar con los productos más curiosos que se encuentran en él.
Un poco más abajo, encontramos el Gran Teatre del Liceu, uno de los teatros de ópera más importantes de Europa. Desde 1847 la burguesía lleva acudiendo a este edificio para disfrutar de las óperas más famosas e importantes.
Tomamos el Carrer de Ferran y llegamos a la Plaça Sant Jaume. Desde que se fundara la romana Barcino, esta plaza ha sido el lugar de reunión de la vida pública y, por este motivo, aquí mismo encontramos el Ayuntamiento y el Palau de la Generalitat. Este último edificio es de los pocos en Europa que, siendo de origen medieval (Siglo XV), se sigue usando como sede gubernamental.
Si giramos por el Carrer del Bisbe (Calle del Obispo) encontraremos el Pont del Bisbe, un puente que une el Palau de la Generalitat con la Casa dels Canonges y que es uno de los iconos del Barrio Gótico.
Hay un misterio que envuelve este puente y que todavía no se ha descifrado: hay en él una calavera con una daga atravesándola. Te invitamos a descubrirla! :)
Seguimos el paseo por el Carrer Paradís para visitar el Templo de Augusto, o las ruinas que quedan de él. Las columnas del S. I a.c. se han integrado con el resto de edificios y otorgan una postal que nos encanta. Es brutal que todavía se encuentren ahí los vestigios de la antigua Barcino.
Continuamos por el Carrer del Veguer hasta la Plaça del Rei, donde encontramos una pintoresca plaza gótica rodeada de edificios, con el Palacio Real Mayor, el que un día fuera residencia de los condes de Barcelona y los reyes de la Corona de Aragón. Es un lugar para relajarse, tomarse algo y disfrutar de los músicos que muchas veces amenizan las tardes.
Para cenar decidimos ir al Barrio del Raval, a unos 15 minutos a pie desde la plaza. L'Hortet Vegetarià es un restaurante moderno, natural y familiar que utiliza productos ecológicos, de proximidad y artesanales. Tienen diferentes opciones de menús y carta. Precios muy económicos para una calidad muy alta.
Escribe tu comentario