
Hoy se acaba nuestra breve estancia en Lima. A las 14h. sale nuestro autobús hacia la pequeña ciudad de Paracas. Como todavía tenemos la mañana, decidimos visitar más a fondo el barrio de Miraflores.
El paseo por la zona costera es precioso. Vamos empalmando un parque tras otro, pasando por el famoso Parque del Amor, hasta llegar al Faro de La Marina. Esta parte parece otra ciudad que no tiene nada que envidiar a ninguna otra europea. Gente haciendo deporte, paseando al perro y algún turista, como nosotros, divisando el Pacífico desde lo alto de la ciudad.
Una pena no disponer de la tarde para poder visitar el barrio de Barranco porque nos explican que es todavía más bonito. Nos lo apuntamos para una próxima vez. :)
Para comer, vamos a un pequeño y pintoresco restaurante vegetariano que se llama La Casa Verde. Dispone de un menú sencillo y sabroso a muy buen precio. Un lugar recomendable para probar la gastronomía peruana rodeado de la gente que vive y trabaja en ese barrio.
A las 14 h. salimos en dirección Paracas. El autobús es tremendamente confortable! La atención y el servicio muy buenos y el asiento muy cómodo. Nos dan de nuevo de comer, reparten bebidas y caramelos. Decidimos descansar viendo la película que tienen en pantalla mientras hacemos la "doble digestión".
Una vez hemos salido de Lima, el paisaje es otro muy diferente. Pasamos cientos y cientos de chabolas en bastante mal estado y con los servicios mínimos no garantizados. En la periferia de la ciudad se acumulan los más pobres y aquellos que dejaron sus casas en las zonas rurales para intentar tener una vida mejor. El panorama es bastante desolador.
Cuatro horas después llegamos a la estación de autobús de Paracas. Allí se encuentran tour operadores que intentan vender circuitos a los turistas para visitar las Islas Ballestas o la Reserva Nacional de Paracas. Nosotros seguimos nuestro camino cargando las mochilas hasta que llegamos a nuestro hotel. El Gran Palma de Paracas.

Hemos sacado las entradas para mañana vía online, así que decidimos quedarnos a descansar. El pueblo es muy pequeño y sólo tiene asfaltadas unas pocas calles principales.
El hotel no tiene mucho aislamiento en las ventanas y oímos pitidos de coches hasta bien entrada la noche pero las camas son cómodas, tenemos wifi gratis y estamos decididos a dormir. Mañana nos espera un día apasionante adentrándonos en la naturaleza.
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