
Hemos contratado el transporte hasta Poroy, la ciudad desde donde parten los trenes que llegan a Aguas calientes, el último pueblo antes de llegar a Machu PIcchu.
Después de hacer una larga cola muy descontrolada, embarcamos en el Vistadome de Perú Rail, un tren con el techo acristalado que nos dejará observar todo el paisaje durante las 3 horas que dura.
El trayecto incluye un desayuno con infusión o café, una pasta y fruta, así como explicaciones por megafonía sobre la fauna y la flora que vamos observando por las ventanas del tren.
Al llegar, hay que pasar por el interior de un gran mercadillo, una opción estratégica muy interesante para los habitantes de Aguas Calientes, puesto que el pueblo no tiene absolutamente nada y los viajeros acaban precisamente allí vagabundeando durante todo el día mientras esperan su turno para subir a Machu Picchu.
Nos alojamos en el Rupa Wasi Eco Lodge, un alojamiento con habitaciones de madera y que tiene justo delante uno de los mejores restaurantes de todo el pueblo, el The Tree House. Ambos están ubicados en el interior del pueblo, bastante escondidos, lo que es de agradecer porque imaginarás la cantidad de personas que hay en el centro.
La comida la hacemos en el restaurante del hotel Inkaterra Machu Piccu, un hotel de 5 estrellas que está al lado del tren y de altos precios pero con una opción gastronómica bastante interesante porque disponen de menú del día.
La tarde transcurre entre paseos y un par de Pisco Sour antes de la cena y pronto nos vamos a dormir porque mañana nos levantamos a las 4am. para subir a primera hora y no tener que hacer una larga cola. ¡Pronto descubriremos lo equivocados que estábamos!
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